Monday, March 04, 2013

To Chile or not to Chile

Dimos muchas vueltas antes de poder llegar acá, y si recuerdan las peripecias que les conté de Malargüe, era todo para poder cruzar la cordillera.
El cruce es largo y lento y al pasar al otro lado el paisaje cambia lentamente; se empieza a ver más vegetación y cuando comienzan las casas da una impresión casi mexicana de película yanki.
Me sorprendió gratamente que hay pasos peatonales en la ruta y los autos frenan para dejar pasar a a la gente. Era todo muy feliz hasta que nos empezamos a llegar a la costa, notaba que los vehículos se acercaban cada vez más, hacían maniobras peligrosas y tocaban bocina por cualquier cosa. Valparaíso es un horror vehícular; los autos van a máxima velocidad en tramos muy cortos, los conductores están prendidos a la bocina, no tienen el más mínimo respeto por el otro o por los peatones, esto empeorado por la fisonomía tridimensional de la ciudad; subidas y bajadas por doquier, algunas tan empinadas que sólo se pueden subir en primera. Honestamente no le deseo tener que manejar en Valparaíso ni a mi peor enemigo.
Nuestra intención primigenia no tenía que ver con Valparaíso sino con Viña del Mar, pero el transito imposible de sortear nos llevó directamente y sin saberlo a esta primera ciudad balnearia por una semi autopista que bordeaba la costa. Hasta que hubo espacio y poco tránsito como para poder estacionar y mirar bien el mapa para para intentar desentrañar en dónde estábamos y cómo podíamos hacer para ir a la playa más cercana. Una vez que pudimos responder esos interrogantes, emprendimos hacia Viña del Mar con nervios de acero, ésta ciudad es bastante mas tranquila, la gente y la infraestructura se ve claramente mas parecida a lo que uno esperaría de una ciudad balnearia. Yo diría que era una mezcla de Mar de Plata con Miami.
Llegamos más o menos a donde pretendíamos, encontramos lugar para estacionar (tarea nada fácil), tomamos la cosas y no dirigimos a la playa. Un "trapito" trasandino nos indico que la estadía nos costaría unos $1000 con mucha amabilidad.

El mar: violento, casi tanto como los autos, la playa era pequeña y con una abrupta bajada, a 10 metros del la orilla se desplegaban olas de 2 metros de alto (o más), arrancando del suelo marino toda la arena posible, un chapuzón y quedé empanizado. Quise nadar mar adentro, pero el agua tenia tanta fuerza que no me pareció prudente, y la pendiente era tan empinada que el agua volvía con mucha fuerzapor la pendiente y al chocar con la ola que venía del otro lado te empujaba de arriba para un lado y de abajo para el otro. La temperatura del agua pone a Mar del Plata en una categoría de terma marina.
Queríamos ver Shoppings y esas cosas superficiales porque nos habían dicho que era todo muy barato así que decidimos verlo con nuestros propios ojos y llevarnos la desilusión. Aunque más tarde, de vuelta en Mendoza, hicimos nuevamente el cálculo y si se pagaba con tarjeta era muy conveniente.
Nos fuimos a Santiago a la noche, las autopistas son un lujo, muy cómodas para manejar y muy bien señalizadas, salvo por algún que otro loco que se te pega atrás a bocinazos limpios. Eso sí, cada peaje alrededor de $1600 chilenos (unos $32 argentinos). Para llegar a Santiago desde Viña fueron 2, desde el paso binacional hasta Viña fueron 3 ($1700, $2000 y $600) y desde Santiago de vuelta a Argentina también 3 (2 de $1600 y el último antes de cruzar la frontera $3300!!). Algo importante para saber es que aceptan pesos argentinos, aunque a una taza un poco elevada, pero sirve para salir del paso si uno no tiene chilenos encima, como fue nuestro caso.
Santiago pareció un poco más civilizado que Valparaíso, aunque las bocinas siguieron los autos ceden el paso y el manejar parece bastante más tranquilo.
La recomendación principal en Santiago es comer en el Mercado Central, todo el mundo nos mandaba ahí por la calidad de la comida y el precio, pero es todo pescados y mariscos, así que otra recomendación que agregaría es ir al Mercado Central que está del otro lado de la avenida (sí, ambos son mercados centrales y están uno enfrente del otro), en donde se puede encontrar fruta muy barata y un almuerzo muy rico en el piso de arriba.
El cerro Santa Lucía es una de las cosas que no deben dejar de visitarse, y desde la cima se pueden tomar muy lindas fotos, aunque me parece que lo más lindo está en los jardines, es ideal para llevar comida y almorzar ahí.

TIPS para tener en cuenta:
Autopistas desde el cruce hasta Viña del Mar aceptan pesos argentinos
Tránsito en Valparaiso es un infierno, evitar ir en auto.
Hay casas de cambio en los shoppings.
Los baños cerca de la playa son pagos, $500 para el 1 o el 2 y $1000 para banarse.
Estacionar en cualquier lado implica pagar un cuidacoches ($1000, aunque creo que puede ser regateable).
La nafta cuesta más de el doble que en Argentina.
Lugares para conocer en Santiago: Cerro Santa Lucía y almorzar en el Mercado Central (si te gusta la comida de mar) o en el Mercado Central de Frutas si preferís comer aún más barato.

Tuesday, February 12, 2013

Combustible en ruta

Lesson learned.
Hay varias cosas a tener en cuenta si uno va a viajar a lugares un tanto alejados de los grandes centros urbanos del país y es que Argentina es muy extensa, desde una ciudad a otra o desde un poblado a otro puede hacer cientos de kilómetros de absolutamente nada; entonces, además de proveernos de los alimentos y bebidas a consumir, es necesario cargar nafta siempre que se pueda.
Personalmente trato de cargar sólo en YPF, y no es por un capricho Nac&Pop (quien me conoce sabe que no soy kirchnerista), pero la verdad sea dicha es que es más barato y la nafta es de muy buena calidad, eso sumado a mi objeción con la empresa Shell por el derrame del buque petrolero en Magdalena que nunca limpiaron.
Yendo al punto; desde La Plata hasta Junín hay varias estaciones de servicio YPF en las cuales cargar y aún así decidimos seguir de largo ya que todavía teníamos bastante combustible, pero hete aquí que atravesando La Pampa y San Luis por la ruta 188 hay muy pocos lugares para poder abastecerse, mi recomendación es cargar en Junín y en la primera YPF que se vea por el camino, y así no llegar a General Alvear con el olor, como nos pasó.
Desde San Rafael hasta Malargüe es otro trecho; cargar en San Rafael es una muy buena idea, e inmediatamente al llegar a Malargüe, ya que sólo hay 2 estaciones de servicio y la nafta dura muy poco. En medio del camino pueden querer ir hasta El Sosneado, y sería una excelente elección, pero el único lugar para cargar (al menos el único que conozco) es una pequeña estación de servicio pseudo YPF con precios exorbitantes. Igualmente, si se tomó la precaución de llegar el tanque en San Rafael no habría problema en ir y volver al viejo hotel El Sosneado y cargar luego en Malargüe, si es que hay.
Epílogo:
13:55
Desde que escribí esto antes de salir del hostel hasta este instante pasaron 4 horas de cola en la YPF de Malargüe.
14:59
Decidimos irnos y “probar suerte en El Sosneado (el lugar de la nafta muy cara), pero de vuelta encontramos el camión de Esso descargando, así que ahora nos pusimos en la cola de ésta estación de servicio, somos el 51er auto en la fila, siendo que en la YPF éramos 25tos, pero bueno, acá ahora hay nafta y allá todavía no.